Un 9 de septiembre, hace exactamente 20 años, se editó uno de los grandes discos del rock argentino: “
Alta suciedad”, de
Andrés Calamaro. No fue su primer trabajo como solista, claro, pero fue el que terminó de consagrarlo a nivel masivo, superando incluso el furor que tuvo con
Los Abuelos de la Nada en los años "80. De hecho, se convirtió en el segundo álbum más vendido de la historia del rock local, sólo superado por “
El amor después del amor”, de Fito Páez.
Es un trabajo brillante por donde se lo mire, con una producción impecable y una inspiración genial en toda la etapa compositiva, a tal punto que el álbum arrojó 7 singles, 3 de ellos con famosos videoclips. Basta con repasar esa lista de hits:
Loco,
Flaca,
Me arde,
Alta suciedad,
Crímenes perfectos,
Donde manda marinero y
Media Verónica.
Para llegar a esta instancia, Andrés Calamaro ya había tenido un debut solista cuando estaba en Los Abuelos de la Nada (“
Hotel Calamaro”, 1984) y tres discos más antes de partir a España: “
Vida cruel”, “
Por mirarte” y “
Nadie sale vivo de aquí”. Después, durante la etapa con
Los Rodríguez, lanzó dos compilados de viejas grabaciones encontradas y tuvo hits como
Lou Bizarro.
Ya sin Los Rodríguez, pues, Andrés podía hacer lo que se le antojara, con total libertad y una buena chequera de su discográfica. No eligió grabar en Madrid ni juntarse con un seleccionado de amigos en Buenos Aires, sino que apuntó a Nueva York, con famosísimos sesionistas y la producción de
Joe Blaney, célebre por sus discos con Charly García en los años "80 y también un álbum de Los Rodríguez.
La elección de los músicos incluyó a estadounidenses como Marc Ribot, Steve Jordan, Hugh McCracken, Eddie Martínez, Charly Drayton y Chuck Rainey, a quienes admiraba por su participación en discos de Tom Waits, Keith Richards, Steely Dan, John Lennon y Aretha Franklin. Los únicos argentinos fueron
Celeste Carballo, que hizo coros en
Elvis está vivo, y
Palito Ortega, que en el mismo tema tuvo un cameo casi cinematográfico, susurrando "Are you lonely tonight" como si fuera Elvis Presley. Otro toque es el cameo del filósofo español Antonio Escohotado, que recita en
Nunca es igual.
Antes de Nueva York, hubo dos etapas de demos en Madrid. La primera fue justo antes de una gira de Los Rodríguez con
Joaquín Sabina. El propio Calamaro tocó todos los instrumentos, y algunas de esas versiones luego se publicaron como lados B o bonus de una edición de lujo.
En un primer momento, cuando ya tenía todos los demos listos, Andrés consideró llamar al disco “
El otro lado del novio del olvido”, pero al final quedó “
Alta suciedad” y lo anunció diciendo que giraba en torno a “la victoria de los vencidos y el fracaso de los campeones”.
En la tapa, Calamaro luce como todo un
Dylan, en un guiñó al arte de “
Infidels”. Las tapas de los singles, en cambio, mostraban desde mitad de su cara y un gato negro (
Loco), un primer plano de su boca (
Flaca) y una foto emulando la tapa original pero con gorrita y remera floreada (
Donde manda marinero). En esos disquitos, que hoy son joya de coleccionistas, aparecían versiones de
Pato trabaja en una carnicería de Moris,
Catalina Bahía de Pedro y Pablo,
My way y
The second time around del repertorio de Frank Sinatra.
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